Desde muy joven, me encontré navegando en un mar de incertidumbre, sin comprender mi lugar en el mundo, sintiéndome como un corcho a la deriva, incapaz de alcanzar mis destinos soñados. Crecí en un hogar humilde, lo cual me hacía sentir diferente a mis compañeros de mayor estatus, marcando una brecha de realidades que constantemente buscaba cerrar. Esta percepción de carencia desde una temprana edad me impulsó a reflexionar sobre cómo cambiar mi situación, creyendo firmemente que la solución residía en adquirir más riqueza material para emular la vida de mis amigos más acomodados.

Afortunadamente, contaba con el ejemplo de mi padre, quien, tras enfrentar sus propias adversidades, se sumergió en el aprendizaje sobre espiritualidad, negocios y emprendimiento, guiándome significativamente hacia la consecución de mis metas a una edad temprana.

Mi personalidad jugó un papel crucial en esta jornada. Obsesionado desde niño por el mundo empresarial y la adquisición de riqueza, comencé a trabajar en un supermercado a los 8 años, evidenciando tempranamente mi inclinación hacia el emprendimiento. Como un niño introvertido, mi dificultad para expresarme hizo que mi mente se enfocara aún más en la búsqueda de información, operando principalmente desde el hemisferio izquierdo del cerebro, donde la razón, el conocimiento y la lógica predominan.

A través de los años, me destaqué en el deporte, canalizando mi pasión y disciplina hacia la superación de límites personales y colectivos. Esta faceta de mi vida, junto a las circunstancias que enfrenté desde joven, me moldearon en quien soy hoy y que aquí les relato.